La nueva academia (Christine Moreau)

Serían las 10:00 am más o menos, cuando Russell puso su primer pie dentro de la academia. Sus celestes orbes se encontraban algo enrojecidas debido a la falta de sueño. El insomnio no le había ayudado la noche anterior, y menos la clase económica de su vuelo desde Rusia. Nadie podía dormir en asientos prácticamente rectos sin sufrir de un dolor de cuello de los mil demonios luego. Suspiró, toda la travesía valía la pena, ese era su consuelo.
Se arregló la funda del violín que llevaba a sus espaldas, agarró la pesada y gigantesca maleta con ruedas donde venía todo su equipaje, y sonrió ampliamente al ver el interior del recinto. A duras penas había conseguido subir los pocos escalones de la entrada, y ahora que veía las largas escalinatas que llevaban probablemente a los dormitorios... bien, tendría que tomarse su tiempo. Pero antes de eso, debía hacer algo. Algo que simplemente era de vida o muerte.
Metió su mano al bolsillo de sus jeans, y sacó su móvil. Buscó algo entre todos los menús... y finalmente presionó 'Play'. La música del señor de los anillos comenzó a sonar, mientras que Russell caminaba diez pasos con rostro de rockstar, y para su suerte, con el aire que entraba de una de las ventanas del recinto meciéndole los cabellos. Se detuvo en medio del pasillo, inhaló y exhaló profundamente... y apagó la música.

"Listo, eso sería" Dijo para sí mismo, guardando su móvil. ¿Qué había sido eso? Eso, mis estimados lectores, es a lo que se le denomina una 'Entrada triunfal con música épica'. Según Russell, así se empezaba con el pie derecho el año. Esperaba que el hecho de haberse casi tropezado, y sin querer, haber tocado el suelo de la academia, al entrar primero, con el pie izquierdo no le fuera a arruinar sus planes. ¿Supersticioso? No demasiado en realidad, pero era mejor prevenir que lamentar.

"Veamos... estoy caaaasi seguro, de que es por allá" Dijo para sí mismo, mirando con decisión las escaleras. Dejó su violín, con el pesar de su alma, apoyado en la baranda de la escalera. Acto seguido, tomó la pesada maleta con ambos brazos, haciendo una mueca de esfuerzo al darse cuenta de los casi 40 Kg que traía allí. Sí, bueno, estaba lejos de casa. Había sido necesario traer casi todas sus cosas.
Puso su pie derecho en el primer escalón, tambaleándose un poco. Luego continuó su movimiento con el pie izquierdo, y así sucesivamente hasta la mitad de la escalera. Allí fue cuando sus brazos le dijeron que simplemente era demasiada carga para él. Y en vista de que ya estaba a mitad de camino, no podía echarse atrás. Dio un paso más, y sintió su rodilla doblarse lentamente. De aquí en adelante las cosas ocurrieron frente a sus ojos en 'Slow Motion':
Russell cayendo leeeentameeeeente hacia atrás, gritando '¡Nooooooooooooooooooooooooooo!' con voz de Barry White al momento en que la maleta escapaba de sus manos. Intentó agarrarse de la barandilla, pero acababa de recordar que había tenido la estupenda idea de irse perfectamente por el medio, por lo que ésta se encontraba completamente fuera de su alcance.

Bien, quizás entrar con el pie izquierdo sí fue un error después de todo... Pensó al momento en que veía a su maleta volar por los aires, golpearse en prácticamente cada escalón, y aterrizar en medio del hall de entrada. ¿Y él? Bueno, caía de la misma manera, rebotando en cada escalón hasta quedar de cara en el piso, algo aturdido. Aturdido y con sangre en los labios.

Observó confundido las manchas de sangre que habían ahora en el suelo, pestañeando mientras lograba acoplar la velocidad de su pensamiento con la realidad. Sonrió.

"¡Perfecto! ¡Mi primera huella en la academia!" Dijo sonriente, lamentando eso luego. Viendo que tenía roto el labio, y uno que otro hueso algo desencajado por la caída, no había sido una buena idea sonreír. Se levantó lentamente, moviéndose un poco, y escuchando uno que otro 'Crack'. Listo, huesos re-acomodados. Lo bueno era que al parecer no se había roto nada más que el labio, el cual sangraba profusamente ahora.

"Au... veamos... ¿Y ahora qué hago?" Dijo para sí mismo, mientras se llevaba una mano a la boca para tapar un poco el cuadro ensangrentado que tenía en su rostro, e intentaba recordar dónde había dejado los pañuelos desechables para limpiarse.

"Voy tarde... voy tarde" era el unico pensamiento en su mente, sus pasos acelerados se escuchaban por los solitarios pasillos de la academia. Para Christine, la puntualidad era uno de los puntos mas importante en su vida artistica, en los tres años que tenía estudiando en aquel lugar tenia un record de perfección (y no es que fuese algo obligatorio, era su mismo orgullo lo que le dictaba que fuera así).

Pero al parecer ese día, ese record se iría por un tubo. Mentalmente, la joven se reprendía una y otra vez por haberse desvelado en espera de una carta que no había llegado. Maldijo por lo bajo, mientras su caminata se iba convirtiendo en una carrera contra su reloj, sin mirar su camino. Grave error diría yo... para describir las consecuencias de ello simplemente debía citarse la clasica ley de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldra mal"...

Dicho y hecho, antes de darse cuenta, la joven Moreau se encontraba con el rostro contra suelo y su record totalmente perdido. Alzó a mirada casi llorosa buscando la causa de su caida; hasta encontrarse con una enorme maleta cerca de sus pies. Inspeccionando con mayor detenimiento, encontró lo que parecía ser sangre, asustada, reviso su rostro hasta cerciorarse que no era suya.

Una voz masculina la sacó de sus pensamientos y sorprendida de encontro con un chico, al parecer de su edad. Al ver la herida en su labio, sus propios dolores desaparecieron y con prisa se reincorporó para acercarse a él.
-¿Estas bien?- preguntó asustada mientras buscaba en el bolsillo de su pantalon un pañuelo bordado, al encontrarlo, se lo entregó con timidez -¿Qué te sucedió?

En vista de que al parecer sus pañuelos simplemente no deseaban aparecer, se resignó. Volteó su mirada hacia su maleta. Si había algo que simplemente no quería que ocurriera, era que se hubiera abollado. Oh vamos, la había comprado específicamente para ese viaje, y no tenía ni una semana de vida. No podía ser tan destructor de cosas. Pero algo le hizo quedarse unos segundos sin reaccionar. ¿Acaso su maleta había aterrizado sobre una persona? No, esperen, ¿Era una chica caaaasi llorando?

Oh oh... Pensó al momento en que se le acercaba rápidamente, con el rostro que mostraba claramente sus intenciones de pedirle perdón. Detuvo su caminar al notar que ella también se le acercaba, fijando su celeste mirada en el pañuelo que le estaba siendo tendido. Su salvadora.

"Si si, no es nada. Un labio roto más, uno menos... gracias" Dijo con una sonrisa, tomando el pañuelo ofrecido sin pensarlo dos veces. Se limpió la boca lo mejor que pudo con él, notando que la sangre ya estaba comenzando a cesar. Pero el pañuelo se encontraba ahora completamente rojo. Bien, esa probablemente tampoco era la mejor manera de dejar la primera impresión en la academia. Bueno, daba igual. Era bastante probable que escenas como aquella se repitieran durante el año escolar. Pero esos eran detalles...

"Ah... me caí de las escaleras. Al parecer mis brazos no tienen tanta fuerza como imaginé qu----" Un crack se escuchó en el recinto. Volteó su mirada en dirección a su maleta, observando como trágicamente ésta se abría, dejando la mitad de su ropa en el suelo. Incluyendo su ropa interior con ositos.

Intercaló miradas nerviosas entre la chica y la maleta, optando finalmente por partir corriendo a meter nuevamente su ropa dentro del contenedor. Listo, ya estaba decidido. Ese no era ni sería su mejor día del año. Pero al menos nadie más había visto el contenido de su... ¿Maleta? ¿Qué era ese ruido?

Dirigió su mirada hacia el pasillo, por el cual observó pasar corriendo a un grupo de gente que, por lo visto, iba atrasado a clases. Grupo de gente que ahora había encontrado un panorama más entretenido que realizar: Observar el desastre en la entrada de la academia. Se encogió de hombros resignado, guardando su ropa ya más calmadamente. Daba igual, ya habían visto el contenido de su maleta. ¿Para qué apurarse?

"Oh, por cierto... prometo lavar tu pañuelo antes de regresártelo" Aseguró al momento en que, sentandose sobre su maleta, conseguía volver a cerrarla. Acto seguido, se puso de pie y volvió a acercarse hacia la chica, sonriendole.

"Russel Lander" Se presentó mientras estiraba la mano derecha, manchada con sangre. Observó su mano, frunció el ceño, cambió el pañuelo a su mano derecha y le ofreció la mano izquierda limpia, sonriendole ampliamente.

Haciendo acopio de todas sus fuerzas, la joven miro al chico recoger su ropa sin reir. Volteó a ver a los jovenes del pasillo quienes miraban al rubio, riendo y señalandolo (algunos con discreción, pero la mayoria sin ella), frunció el ceño y obtaculizó su vista.
-¿No van retrasados?- preguntó con voz seria, algunos de ellos conocían a la joven Moreau de años, y al escucharla hablar en ese tono nada comun en ella salieron huyendo en el acto.

-Oh, por cierto... prometo lavar tu pañuelo antes de regresártelo- ella sonrió y negó suvemente
-No te preocupes por ello, te lo regalo... La sengre es dificil de sacar- respondio mientras miraba con gracia como el chico le tendía la mano manchanda para cambia casi al instante. Una pequeña risa escapo de sus labios antes de extender su propia mano y estrechar la del muchacho -Christine Moreau, para servirte- se presentó con educación.

Con disimulo le echo una ojeada a su reloj, sólo para confirmar que su record había sido completamente destruido; suspiró por lo bajo y observo la maleta detras de Russell, su mente empezo a unir las piezas. El chico no se le hacía familiar de ninguna parte, lo que la hacia suponer que era nuevo.
-¿Intentabas llevar esa maleta a los dormitorios tu sólo?- estaba sorprendida de que un chico tan... Delgado... hubiese intentado una proeza como tal. Sonrió suavemente, iba tarde a su clase y el rubio parecia necesitar ayuda. Dejando de lado sus propias ambiciones se acerco a la maleta y le dio una palmadita
-Entre dos sería mas sencillo- ajustó a su espalda el estuche de su violin para evitar que se moviera y la estorbase. Estaba segura que el chico la miraría extrañado, ella tambien era bastante delgada como para cargar una balija tan grande, pero cuando Christine se proponía algo, era bastante necia con tal de hacerlo.

Le dio la espalda y amarró su cabello esperando que se acercará, pero al no notar reacción de su parte lo miro por encima de su hombro.
-Vamos, esta maleta no se movera sola- exclamo con cierto dejo de burla en su voz. Ese día se sentía animada... o por lo menos asi se protegía de la decepcion de haber perdido su preciado record.

"... supongo entonces que prometo cuidarlo" Respondió con una amplia sonrisa, mientras se ponía un segundo más el mismo en su nariz. Sí, bueno, aveces la sangre tendía a volver a salir luego de un golpe como aquel. Luego de unos segundos, notó que estaba bien de nuevo, y se decidió a guardar el pañuelo en el bolsillo trasero de su pantalón. Suspiró, tenía que admitirlo, se sentía un poco perdido en aquel entorno nuevo.

Fijó su mirada en ella al escuchar su pregunta. ¿Que si había tratado de subir él solo aquella maleta...?

"Era lo único que podía hacer, no tenía a nadie a quien pedirle ayuda" Respondió encogiéndose de hombros. Después de todo, era la verdad. Era nuevo en aquel lugar, y había que empezar por el tema del idioma. Había sido un salto bastante grande de realidades... y bueno, aún no dominaba este nuevo idioma completamente. Bastaba con escuchar su acento que simplemente no se quería ir para darse cuenta de ello. Pero hacía su esfuerzo. Por otro lado, aún tampoco tenía conocidos, y pedirle ayuda a un extraño para subir su maleta por aquellas enormes escaleras era algo que, según él, los demás no iban a aceptar. El tamaño de su equipaje era lo bastante grande como para que los demás evitaran ser el blanco de la ayuda.

"Sí que lo sería, pero no quisiera pedir ayuda, al parecer llegué justo a mitad de clase... no quisiera retrasarlos" Respondió mientras se daba vuelta para observar la escalera, ignorando de ésta manera que la chica se había acercado para ayudarle. Pero el último comentario le hizo voltearse, para mirarla sin haber comprendido el significado de esas palabras. En parte porque algunas de las que había utilizado no sabía lo que significaban en aquel idioma. Pero había bastado con verla allí, dispuesta a tomar la maleta en cualquier segundo para entender lo que quería decir. Aunque bueno... temía que ella se desmoronara ante el peso de aquel equipaje.

Sonrió ampliamente, y fué corriendo hasta donde había dejado descansando su violín. Se lo puso en la espalda, cruzado, y volvió corriendo hacia donde reposaba su maleta. No fue hasta entonces que notó que ella también era violinista, lo que le hizo sonreír aún más. Ahora ya sabía a quien buscaría si alguna vez necesitaba tocar con alguien.

Tomó la parte de atrás de la maleta, dejando a propósito que ella cargara la parte delantera. Así, al tomarla, él podría cargar la mayor parte del peso. Levantó su parte, aguantando todo el peso con toda la fuerza que tenía, mientras esperaba a que ella tomara la otra parte.

"Tampoco se va a mover si no tomas el otro lado..." Dijo en tono algo de burla, guiñandole el ojo mientras sentía que sus brazos temblaban bajo el esfuerzo. Sí, bueno, el hecho de haber llegado hasta un poco más de la mitad de la escalera con esa maleta había agotado la mayor parte de sus fuerzas.

"Hey... ¿Qué tan bien tocas el violín?" Aprovechó para preguntarle, aún esperando a que tomara la otra parte de la maleta. Sabía que en aquella escuela habían buenos músicos, pero aún no se había medido con ninguno, de manera que no tenía idea de con quién podría contar para tocar duetos o simplemente ensayar. Pero si se iba consiguiendo compañeros de estudio, quizás avanzaría más rápido. Eso sumado a que tocar en grupo era mas entretenido que tocar solo todas las tardes, como casi siempre lo hacía.

Un pequeño mohín se dibujo en los labios de la chica al escucharlo burlarse de ella, con fingida indignación, alzó el lado que le tocaba, pretendiendo tener la suficiente fuerza para mantenerlo; pero a las fuerzas de gravedad, poco le importaban que la joven Moreau estuviera fingiendo ser fuerte, pues en seguida su expresión de indiferencia se torno en asombro.
-¿Acaso traes tu casa aquí?- pregunto con asombro mientras reunía nuevas fuerzas para levantar la valija.

La maleta era por lo menos 3 veces más de su propio peso, aunque entre ambos chicos lograron moverla con, relativa, facilidad.
-¿El violín?- había tardado unos momentos en captar la pregunta, preguntándose como sabía que ella lo tocaba, pues despistada como siempre, ante la impresión del peso del equipaje había olvidado que traía el estuche a su espalda. Dirigió su mirada al muchacho y sonrió con alegría. -Tengo tres años tocándolo, pero lo hago bastante bien- y bien era decir poco, pero si algo distinguía a Christine era su falta de presunción, que algunas veces se confundía con baja autoestima.

-Y tu ¿Cuántos años tienes tocándolo?- podía notar la energía del muchacho, cosa que muchas veces desaparecía en los estudiantes que después de cierto tiempo; la vida de un músico no era tan color de rosa como algunos la pintaban. Ella lo sabía de primera mano, aunque se esforzara por no demostrarlo… la mayor parte del tiempo.

Caminaron hasta las escaleras y Christine las observó casi como si fuera la primera vez que se ponía frente a ellas.
-Nunca había notado lo enorme que eran… no desde la primera vez que vine- murmuró a media voz mientras daba el primer paso y subía, rogando en silencio, porque la ley de la gravedad se pusiera de su lado por lo menos esta vez.

"Mas o menos, se supone que voy a vivir acá por el año ¿O no?" Respondió con esfuerzo, mientras se acercaban a la escalera. Avanzar los primeros escalones suponía su gran esfuerzo, y ahora estaba lamentando el haber decidido llevar la maleta por atrás. Sus pobres brazos temblaban, pero no tenía opción. Ignoró el violento sentimiento de que sus extremidades estaban a punto de desistir de la tarea, al momento en que se concentraba en las palabras de la chica.

"Tres años... no está mal, supongo que te podré enseñar una que otra cosa entonces" Sí, bueno, el no tenía idea de que ella era una alumna prodigio. Tenía el derecho de considerarse algo superior en aquel instrumento... bueno, hasta cuando la oyera tocar. Ahí probablemente se derrumbaría su autoconfianza. Después de todo, él había tenido que llegar a donde estaba mediante su propio esfuerzo. Era cierto que él había tenido facilidad para los instrumentos desde pequeño, pero no era una habilidad que hubiera venido en gran parte desarrollada.

"Toco el violín desde los 7 años..." Respondió con un gran esfuerzo. Ahora estaba apretando los dientes en un intento de no ceder ante el esfuerzo. Su pobre rostro estaba tornándose levemente rojo ante aquel gran ejercicio que probablemente quemaría las calorías extra que había comido aquel día. Y por culpa del avión, porque no le había agradado para nada la comida que habían servido, por lo que bueno... había terminado comiendo prácticamente todos los entremeses que había llevado.

"Y yo me di cuenta de lo grande que eran cuando caí rodando durante lo que me parecieron siglos... Ah... ¿Podemos ir un poco más rápido?" Pidió ésto último con un tono de voz que parecía casi desesperado. Ahora sus rodillas también temblaban. Maldita maleta... ¿No podía haber traído más de una? ¿Porqué no se le había ocurrido? Habría sido mucho más fácil subir las cosas. Ahora que lo meditaba, ¿Acaso no había un ascensor?

Apuró el paso lo más que pudo, y apenas notó que las escaleras acababan, dejó caer pesadamente la maleta quizás antes de lo que debería haberlo hecho. El pesado equipaje quedó completamente recargado en los brazos de la chica, una vez arriba claro. Y Russell simplemente se sentó, apoyándose en sus manos para descansar un poco. Obviamente sus brazos cedieron al mismo contacto con el piso, y Russell cayó de espaldas. Bien, sus brazos ya no tenían fuerza, ¿Cómo se iba a poner de pie si no podía apoyarse en sus brazos?

"Au... au..." Se quejó cerrando los ojos, mientras sus manos temblaban sin su consentimiento. Se sentía tan abuelo... ¿Cómo podía haberle ganado una simple maleta?

"Tiene rueditas... ¿Me la quieres llevar?" Le preguntó desde el suelo, centrando sus celestes ojos en la figura de la chica. No estaba en condiciones de llevarla por su cuenta, eso estaba claro. Y más encima le dolía la nariz, la cual estaba comenzando a ponerse algo oscura por el golpe que había sufrido.

"Y ayudameeee..." Se quejó estirando los brazos hacia ella para que le ayudara a levantarse.