Maratón improvisada (Molly)

A aquella hora, los pasillos se encontraban repletos de gente. Las voces de los alumnos entablando conversaciones retumbaban en el lugar, pero por alguna extraña razón, cada cierto rato, las conversaciones se volvían insultos hacia alguna persona en particular. Una persona que corría como endemoniado de un lado para otro.

"¡Permiso permiso! ¡ABRAN PASO!" Vociferaba mientras corría entre la gente, empujando levemente a algunas personas para lograr pasar. Sus pasos sonaban como patos de hule siendo aplastados. Por alguna razón que aún no terminaba de entender, le había entrado agua a las zuelas de sus zapatillas. Bueno, al menos ahora tenía música en los pies. Eso le relajaba un poco, aunque no del todo. Bastaba con mirar su rostro para comprender que llevaba varios minutos correteando sin parar, y su expresión era la de alguien completamente desesperado. Se le había perdido la billetera con todos sus documentos, y nadie parecía estar dispuesto a ayudarle.

Pero qué mala voluntad tiene la gente... Pensó al momento en que veía que las personas parecían enfadadas por el hecho de que él anduviese corriendo de un lado a otro sin cesar. Bueno, para él era importante encontrar su billetera. Ahí tenía guardados gran parte de sus ahorros, y no tenía la mas mínima intención de que alguien se llevara sus 'millones'. Entre empujón y empujón, Russell divisó algo tirado en el piso. ¡Ahí estaba! ¡Se la estaban recogiendo! Quizás no eran tan malas personas como había creído... un momento, ¿Porqué la estaban abriendo? ¡Hey! ¡Le estaban revisando el dinero!

Frunció el ceño, y sin pensarlo dos veces, se lanzó sobre aquel rufián que deseaba robarle sus... 5 monedas que tenía guardadas ahí. Sí, no era mucho, pero era lo que tenía en aquel momento. Y no iba a dejar que se las quitaran así como así. Ya en el piso, le mordió el brazo para que soltara su billetera, y al lograr su cometido, la recogió triunfante.

"¡Sí! ¡Misión cumplida!" Celebró su victoria, hasta que notó que los amigos del agredido se acercaban corriendo a él... y que su víctima comenzaba a reincorporarse enojado. Mala idea haberse tirado sobre él, mala idea... empezando porque parecía tener mucho más músculo que él, y tenía amigos más grandes y violentos que él...

"¡Reeeeeeeeeeeetirada!" Alcanzó a exclamar antes de ponerse de pie, agarrando con todas sus fuerzas la billetera, y finalmente salir corriendo a todo lo que sus piernas daban, siendo perseguido por varios sujetos. Se acercó a la barandilla de las escaleras, se sentó sobre ella y bajó resbalandose rápidamente. Sí, bueno, estuvo a punto de caerse a la mitad, pero el miedo le había ayudado a mantenerse firme. Al llegar abajo, se detuvo para mirar a sus perseguidores. Dos de ellos bajaban corriendo las escaleras, y los otros... ¿Se daban la vuelta para atraparlo por el otro lado?

Me quieren rodear... ¡Me quieren rodear! Pensó alarmado, mientras miraba desesperado a su alrededor para ver qué hacer. Divisó un pasillo cercano, y con las pocas fuerzas que le quedaban, salió corriendo hacia allí. Al entrar al pasillo, observó a sus otros perseguidores corriendo en dirección a él. Parece que ellos ya conocían aquel pasillo. Se dio la media vuelta, y se encontró con que los que venían por las escaleras ya se encontraban corriendo hacia él, para atraparlo por la espalda. Desesperado, corrió por un pasillo algo más angosto, mirando hacia atrás para vigilar que ninguno de sus atacantes estuviera demasiado cerca. Eso hacía hasta que sintió que chocaba fuertemente contra una persona. Cayó estrepitosamente al piso, golpeándose fuertemente. Observó adolorido a la persona con quien había chocado.

"¡Perdón perdón!" Se disculpó rápidamente, mientras se ponía de pie y pensaba en qué hacer para recuperar aquellos segundos perdidos. Estaba claro que ya no tenía fuerzas para correr, pero tampoco se iba a dejar atrapar así de fácil...

No sabía si era una mala costumbre o debía comenzar a acostumbrarse a que la golpearan seguido en los pasillos, pero Molly se masajeo el hombro dónde alguien había chocado con ella unas segundos antes. El muchacho delante de ella parecía estar a punto de sufrir un ataque, si no era más, pues parecía que le faltaba la respiración o eso creía que le pasaba. Escuchando sus disculpas, la joven enarcó una ceja, mientras continuaba acariciando su hombro lastimado.

No era tan fuerte para lastimarlo, había pasado caso contrario. Suspirando se cruzó de brazos. Estaba un poco intrigada por aquel joven, no era muy común encontrar a alguién... desordenado en los pasillos de aquella escuela.

-No hay problema -susurró mientras acomodaba un poco su cabello rojo- no creo que esté muy lastimada... de todos modos ¿Qué te sucedió? -preguntó analizando la figura y la actitud del muchacho-. En el reglamento creo que prohiben correr así en los pasillos, algunas personas pueden salir lastimadas -era verdad, además aun le dolía el hombro, gracias a Dios no era el brazo que utilizaba para sujetar el violín.

"No es lo que me pasó... es lo que me va a pasaaaar..." Dijo mientras miraba desesperado hacia los lados, consiguiendo divisar lo que podía ser su salvación. Una puerta que daba a algún aula desocupada, y no se veía difícil de abrir. Corrió hacia la puerta, forcejeó contra la manilla un momento, hasta que ésta cedió. La puerta se abrió sin hacer ruido alguno, y Russell entró en pánico al escuchar voces. Los pasos de varios alumnos comenzaron a escucharse cada vez más fuerte, con el claro indicio de que se encontraban cerca.

Russell dirigió su celeste mirada hacia la chica, y luego hacia el principio del pasillo, por donde temía, aparecerían todas las personas que le perseguían. ¿Entraba o no entraba? Pestañeó un momento, fijándose en que la chica se estaba masajeando el hombro. Acababa de implicarla en su problema. Si los sujetos veían que ella estaba adolorida, lo atribuirían a que había sido su culpa, y de ser así, probaaablemente conseguirían hacerla hablar. Y esa sería su perdición.

Salvó los pocos pasos que le separaban de ella, le tomó de la muñeca del brazo bueno, y prácticamente la obligó a seguirle dentro de aquella aula. Cerró la puerta a sus espaldas, notando que a través del vidrio que había en la puerta se podía observar el interior del recinto. Eso no podía ser bueno.

"¡Finge que yo no estoy! ¡Luego te explico!" Le dijo a la chica antes de prácticamente lanzarse arriba de una de las mesas, resbalar hasta la orilla, y esconderse debajo de ésta en posición fetal. Sí, quizás había hecho más ruido del necesario, pero al menos no le verían.

Miró hacia la puerta, y observó cómo sus perseguidores se juntaban justo al frente del aula. Uno de ellos se volteó, observando el interior del recinto. Para qué decir que a Russell casi se le va el alma del cuerpo. Pero para su suerte, continuaron su carrera hacia el final del pasillo, y desaparecieron al torcer a la izquierda.

Estaba salvado.

Se levantó, golpeándose la cabeza al medir mal la altura de la mesa, y luego salió de su escondite.

"Ok, eso estuvo más cerca de lo que hubiera querido... hey, sólo corro así cuando las situaciones lo ameritan..." Aclaró, antes de que la chica se hiciera una mala imagen de él. Aunque probablemente ya lo había hecho... y quizás estaba en la razón. Dejarse llevar por sus impulsos siempre desembocaba en situaciones como aquella.

"Lamento lo de tu hombro..." Agregó con un claro sentimiento de culpa en su mirada. Después de todo, él mismo se había dado cuenta de que el choque había sido más fuerte de lo normal. Sí, bueno, él vivía chocando con las personas.

"Soy Russell Lander" Se presentó con una amplia sonrisa, mientras se sentaba sobre una de las mesas ya más tranquilo al ver que el peligro había pasado.